Al llegar la medianoche,
arribas a puerto,
marinero poeta,
fondeas en los brazos del amor,
como barco a la deriva
que encalla finalmente,
en el arrecife de la ternura.
De renglón en renglón, vas,
seduciendo con tus letras
a corazones curiosos,
que acuden a tu muelle,
que acuden a tu muelle,
revoloteando cual gaviotas,
deseosas,
de un buen festín.
Dejas que la red de arrastre
te empuje hacia la mar,
donde las sirenas,
que con cantos tristes
y hasta cantarinos,
a veces,
a tu corazón encandilen.
Al bajar la marea,
tus sonetos,
te arrastran hacia ellas,
navegas por las letras
y te meces en los brazos,
de tus amantes versos.
Aunque al anochecer atraques
en mi puerto,
sé que al amanecer
volverás a ellas,
como la barca que llega
cargada de nuevas letras,
para saciarlas.
Por eso, la risa
Hay un poema de Alberti que dice algo parecido.
ResponderEliminarUn abrazo.
Si, la canción que acompaña al escrito es de Alberti.
ResponderEliminarAbrazos
El mar y el poeta forman una hermosa unidad en este poema, Esencia.
ResponderEliminarMe ha gustado.
Saludos y que tengas un año pletórico.
Que bien que te haya gustado, ya que estoy dando mis primeros pasos, en este comenzar a caminar por la escritura. Gracias por tus líneas.
EliminarUn abrazo.
Un marinero que navega por una mar de sentimientos.
ResponderEliminarPrecioso poema,
una lluvia de besos
Asi es, gracias maduixeta por tu paseo por ese mar.
EliminarPetons